
La mayoría tenemos interiorizado que conducir bajo los efectos del alcohol supone no solo un problema grave para nuestra seguridad y la de aquellos que nos acompañan y rodean, sino también una multa más que probable que nos puede hacer perder el carné. Lo mismo ocurre si usamos el móvil al volante o si pisamos en exceso el acelerador.
Pero lo que pocos sospechamos es que la falta de mantenimiento del vehículo supone, según la DGT, la tercera causa de multas en carretera. Tiene sentido, ya que contar con un vehículo en buen estado, al igual que con un asistente a la conducción, es clave a la hora de prevenir accidentes.
¿Le damos menos importancia al mantenimiento?
Cada semana, cerca de 1.200 conductores son denunciados por circular con vehículos con importantes deficiencias técnicas. Incluso en alguno de los casos fue obligatorio inmovilizar el vehículo porque los problemas que presentaba hacían imposible garantizar los mínimos de seguridad aconsejables para un trayecto seguro.
Con frecuencia, cuando vemos vehículos circular a nuestro alrededor, detectamos infracciones que consideramos menores. Ese va sin una luz de freno. Aquel otro casi no lleva presión en las ruedas delanteras. El de más allá tiene tan sucia la luna trasera que es imposible que vea nada…
Le damos poca importancia porque el mantenimiento del vehículo es algo preventivo, que hay que realizar mes a mes y durante toda la vida útil del vehículo. Da mucho trabajo, pero es un trabajo repartido en un largo plazo de tiempo. Sin embargo, evitar beber o evitar coger el móvil mientras conducimos son conductas puntuales y fáciles de acometer.
El mantenimiento del vehículo, una necesidad para la seguridad
El parque automovilístico español ronda los 12 años de edad, pero eso no es excusa para no tener el vehículo en buen estado. Al menos, en lo que concierne a la seguridad.
Un vehículo antiguo con la pintura medio arrancada no será visualmente agradable, pero tampoco será inseguro. Por contra, uno que tenga una fuga de aceite puede suponer un problema en carretera tanto para el conductor como para el resto de los ocupantes de la vía.
Le damos poca importancia, pero la falta de mantenimiento del vehículo generó 1.217.000 asistencias en 2016 para RACE. Y lo que llama la atención es que 824.000 fueron consecuencia de una avería mientras el vehículo circulaba, lo que demuestra que la falta de mantenimiento es un problema que puede derivar en una avería mecánica. En el peor de los casos, incluso en un accidente de tráfico.
Sin tener en cuenta los datos del resto de servicios similares a RACE, al menos 824.000 vehículos fueron durante minutos u horas un peligro potencial en mitad de las carreteras españolas.
Las averías en carretera más frecuentes
Las averías del motor suponen la causa más importante, seguida de averías eléctricas. Ambas son muy difíciles de detectar, y de ahí que sea fundamental que el mantenimiento en taller se realice en las fechas programadas por el fabricante.
A continuación se encuentran las averías en los neumáticos y en el embrague. La primera podemos solucionarla comprobando la presión y la huella antes de cada viaje, y la segunda podemos minimizarla con una conducción moderada y controlando las pisadas sobre el embrague.
Averías como la refrigeración, el cambio o la dirección suceden por un mix entre una mala praxis al volante, una falta de mantenimiento y la edad del vehículo. Sin embargo, podemos evitarlas en su mayoría con revisiones ocasionales en el taller. Como estas suelen evitarse o postergarse, las averías siguen ocurriendo.
Especial cuidado con el mantenimiento en vacaciones
La prevención es clave en la conducción sin accidentes. Y si el mantenimiento preventivo (antes de que algo se rompa) es importante durante todo el año, lo es aún más durante las vacaciones y en fechas previas a ellas.
Con viajes en los que recorremos largas distancias de un tirón, a menudo con una baja rotación del conductor y con elevadas temperaturas, reforzar el mantenimiento supone aumentar (mucho) nuestra seguridad.
Aunque sea simplemente para no quedarnos tirados en mitad del camino, o cubrirnos las espaldas ante las multas.
Evitar las multas debidas a la falta de mantenimiento
Conducir a elevada velocidad o hacerlo bebido es más peligroso que no tener el mantenimiento del vehículo al día. Y por eso vemos más radares y controles de alcoholemia que controles que nos pidan la documentación técnica o que realicen un chequeo exhaustivo del vehículo.
Incluso cuando se hace, este chequeo suele ser externo. Ruedas, luces, juntas en busca de pérdidas, limpieza o conservación de las lunas, etc. Aunque no seamos un taller, es un tipo de inspección que nosotros mismos podemos llevar a cabo antes de salir a la carretera, evitándonos con ello las multas asociadas.
La falta de mantenimiento genera cientos de miles de situaciones de riesgo en carretera al año. Debido a ello, desde la DGT se toman medidas que persiguen localizar y multar a los conductores que suponen un peligro para sí mismos y para el resto de usuarios.
En nuestra mano está llevar el mantenimiento del vehículo al día, aunque este sea una mera inspección visual antes de cada viaje. Algo tan sencillo como realizar cinco o seis comprobaciones antes de salir nos ayudará a conducir más seguros y a evitar una multa.