El nuevo logo de BMW rompe casi definitivamente con sus raíces, la imagen de la originaria Rapp Motorenwerke GmbH, RAPP MOTOR. En realidad, ya solo conserva de esta figura la forma circular y la disposición superior de las letras, al prescindir del clásico aro negro y volverse transparente. Sin duda, es la transformación más radical de la imagen de esta marca desde su creación.
Nuevo logo BMW: leyendas e historia del logotipo
Muchas son las leyendas que han circulado en torno al logo de BMW a lo largo de más de un siglo de historia; la más frecuente es la de su inspiración en la hélice de un avión. Es cierto que, en su origen, la compañía BMW solo se dedicaba a la fabricación de motores, y que los propulsores de aviones eran un fuerte mercado para esta empresa. Sin embargo, también fabricaban motores para embarcaciones, automóviles o maquinaria agrícola.
La leyenda de la hélice nace en 1929: es entonces cuando por primera vez aparece el logotipo de BMW sobreimpreso en la hélice en movimiento de dos monoplanos. En este cartel publicitario la hélice forma una imagen circular. En su parte superior se inscriben las letras BMW y en la parte central, formando un círculo concéntrico, se adivinan los cuatro segmentos blancos y azules característicos de la firma.
Aunque BMW no se molestó gran cosa en desmentir esta asociación, lo cierto es que el logotipo ya existía desde 1917, doce años antes, y que hizo su primera aparición pública en 1918, en la portada de un manual de motor de avión sin tener entonces ninguna relación con una hélice.
El logotipo original: 1917
Su diseño tiene el origen en el logotipo de Rapp, que era circular, con un anillo negro en el que se insertaban las letras en blanco y en cuyo centro se presentaba, también en negro, la silueta de un caballo de ajedrez.
La antigua Rapp pasaría a denominarse Bayerische Motoren Werke (fábrica de motores de Baviera) y adoptaría los colores de la bandera de este estado independiente, blanco y azul, para su círculo central, que ahora quedaría dividido en cuatro porciones. El ancho anillo exterior en negro quedaba perfilado por dos aros dorados, en el mismo color que las letras que se inscribían en su parte superior y que se correspondían con las iniciales del nuevo nombre: BMW.
A partir de este momento, y durante casi 100 años, las modificaciones de este logotipo han sido mínimas. Aunque no podemos establecer una clara correspondencia entre los cambios en el logo y la aparición de vehículos o hitos que marcasen un cambio significativo, sí hay ciertos hechos que se asocian a estos pequeños retoques en la imagen.
Primera evolución: 1933
La primera evolución la observamos en 1933. Es entonces cuando las letras en dorado se vuelven más anchas y barrocas, y también se engrosan los perfiles dorados del anillo negro, oscureciéndose los azules centrales.
Podemos asociar esta modificación al lanzamiento en ese mismo año del BMW 303 sedán, el segundo coche fabricado íntegramente por BMW tras el 3/20 PS de 1932. Es decir, que es entre 1932 y 1933 cuando la compañía define su personalidad como fabricante de automóviles.
Verás que el 303 presenta líneas muy ampulosas en los estribos y guardabarros, e introduce por primera vez otra de las características que acompañará siempre a BMW; su famosa parrilla en forma de riñón.
Segunda evolución: 1953
Han pasado veinte años. Los dorados desaparecen y se convierten en blancos. Los perfiles se afinan y los azules centrales se vuelven celestes. En general, todo el logotipo se ve aligerado.
Los años 50 suponen importantes cambios para BMW, que afronta la salida de la crisis de posguerra. Del familiar de lujo pasa a modelos más populares, como el BMW 600 o el Isetta. Los vehículos se aligeran y se hacen más asequibles sin renunciar a la línea más deportiva, como la del mítico BMW 507 convertible de Elvis Presley. El gran salvador es el BMW 700 que será el primer automóvil monocasco de la firma.
Tercera evolución: 1963
La tipografía se simplifica, los perfiles blancos vuelven a hacerse más gruesos y los azules retoman intensidad. Son años de una evolución natural desde el 700 Sport, que se convertiría en leyenda, a los modelos 3200, 1500 y sucesivos, en que ya ves definidas las líneas más tradicionales de BMW tal y como la concebimos actualmente.
La variante de Motorsport: 1979
En 1979 la división Motorsport utilizó temporalmente una variación del logo con tonalidades circulares en rosas y azules. Sería descartada para acabar utilizando la mítica M que conoces, con las tres franjas tricolor y el logotipo clásico.
Cuarta evolución: 1997
Se trató de virar estéticamente hacia las líneas de imagen de marca tridimensionales que imperaban entonces. Los perfiles y las letras pasaron al plata, y todo el conjunto adquirió un cierto relieve. Las líneas se redondearon en modelos como el Z3, la serie 5 o el E46, y las pinturas se metalizaron.
El nuevo logo de BMW en 2020
El nuevo logotipo prescinde del clásico aro negro, que se vuelve transparente. Algo que entronca directamente con las ideas de fluidez, del medio digital, de adaptabilidad y de energía renovable. Los azules se intensifican, y el logo se caracteriza por la inmersión en el soporte. Establece un mundo abierto al acercamiento familiar; a ser llenado, demostrando una clara vocación relacional que pone el foco en la experiencia del cliente y la interacción de la compañía con el mismo.
El logotipo no es, por tanto, una transición. Es una disrupción y una invitación a que redescubras una marca que se abre a un futuro en constante evolución, definido por los trazos de una nueva era en movilidad. Una marca con vocación de ser protagonista de los tiempos.
Por ello BMW ha aprovechado la presentación del Concept I4, para definir su nueva línea de producción de cara al 2021. En ella pone en el foco de atención en los vehículos 100% eléctricos y las tecnologías digitales aplicadas a la conducción y seguridad, marcándose la innovación como camino.
El nuevo logo de BMW representa, en definitiva, la plena inmersión de la marca en una sociedad digital y su compromiso por hacer propios los valores que buscan sus clientes, sin prescindir nunca del placer de la conducción como objetivo.